- El caso de Iniko no es único, pero es un claro ejemplo del trabajo conjunto entre madres, padres, terapeutas y especialistas
- Es un testimonio de esfuerzo, amor y esperanza, como lo relata su madre, Wendy García Torres
Redacción | Estado
Iniko es un niño de tres años de edad, que recibe terapia en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE); a lo largo del tiempo, ha mejorado su salud, gracias a los programas que lleva a cabo el Gobierno de Zacatecas, a través del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (SEDIF).
La historia de Iniko, un pequeño con autismo, es un testimonio de esfuerzo, amor y esperanza, como lo relata su madre, Wendy García Torres, quien expresa cómo su hijo ha encontrado en el CREE un espacio donde ha comenzado a superar barreras, al desarrollar habilidades que, hace tan solo meses, parecían distantes.
“Iniko llegó aquí sin caminar, y lo primero que hicimos fue iniciar con estimulación temprana”, cuenta Wendy, en medio de una mezcla de emoción y gratitud.
“Al principio, él estaba en su mundo, fijaba la mirada y no reaccionaba mucho, pero, después de dos meses, empezó a adaptarse y ahora le encanta venir, especialmente a la cámara multisensorial; jugar con las pelotas y estar en la cama de agua lo fascinan”, comentó, con una sonrisa que refleja el orgullo de una madre que ve el progreso de su hijo, con cada sesión.
La cámara multisensorial del CREE ha sido una de las herramientas clave en el proceso de rehabilitación de Iniko; este espacio especializado es más que una simple sala de terapia, es un lugar que estimula los sentidos de los niños, a través de una serie de estímulos visuales, sonoros y táctiles, que buscan generar respuestas positivas en los pequeños.
Según explican los terapeutas, el objetivo es lograr que los niños, especialmente aquellos con trastornos del desarrollo, respondan a estos estímulos de manera favorable, lo que les ayuda a mejorar su interacción con el entorno.
“Este tipo de terapias están diseñadas para que los niños tengan una respuesta positiva a estímulos sensoriales. Si un niño está inquieto o molesto, utilizamos herramientas como luces, sonidos o la cama de agua para calmarlo y que pueda expresar su bienestar; en el caso de Iniko, los avances son notables”, explicaron terapeutas del centro médico.
Con emotividad, Wendy expresó que es mucho esfuerzo, trabajo y dedicación como padres de familia; lo que les da la fuerza, dijo, es ver los avances de las y los pequeños; “vale la pena cada segundo”, afirma, con la convicción de que ha encontrado en el CREE un aliado fundamental para el desarrollo de su hijo.
La cama de agua, una de las herramientas más especializadas del CREE, también juega un papel crucial en el desarrollo neurológico de los bebés de alto riesgo, que ayuda a madurar el sistema nervioso central de las y los pacientes; a través del movimiento constante y el ambiente controlado de la cama, favorece la integración sensorial y motora en los niños más pequeños.
El caso de Iniko no es único, pero es un claro ejemplo de cómo, a través de un trabajo conjunto entre padres, terapeutas y especialistas, los niños con autismo pueden avanzar significativamente en su desarrollo.
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