Garantizar el derecho al agua
Por: David Monreal Ávila
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua, en 2018 habían 7,632 millones de personas en el mundo debido a un aumento demográfico que se ha mantenido en los últimos años. Durante el siglo XX la población mundial se triplicó, lo que ha significado que, en todo el mundo, una de cada tres personas no cuente con acceso a agua potable y salubre. La pobreza y la desigualdad han generado que dos de cada cinco personas no dispongan de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón.
Esta situación, que de suyo comprometía la vida y salud de millones de personas en todo el mundo, se ha agravado debido a la pandemia provocada por la COVID-19, pues las malas condiciones de salubridad fomentan las cadenas de contagio. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el lavado de manos es una de las acciones más efectivas contra la propagación de patógenos, incluido el virus SARS-COV2. De hecho, la disponibilidad de agua y jabón es parte del protocolo que ha impedido el regreso a clases presenciales en Chiapas y Campeche, a pesar de estar en semáforo verde.
El acceso al agua es un tema preocupante para el Estado mexicano, pues somos el décimo país más poblado del mundo, ocupamos el lugar 93 en cuanto a agua renovable per cápita, y el séptimo lugar en extracción de agua. Según datos del INEGI, de 2003 a 2016, la extracción de este líquido aumentó 24 por ciento, y de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Hogares 2016, sólo en el 68 por ciento de los domicilios se cuenta con dotación de agua diaria, lo que significa que el 32 por ciento no gozan de este derecho; además el siete por ciento de los hogares no reciben agua por tubería y la consiguen por otros medios.
Zacatecas, junto con Baja California Sur, Tlaxcala, Guerrero y otras cinco entidades, tienen la menor cantidad de hogares que reciben diariamente dotaciones de agua (menos de 309,322), en contraste con Jalisco, el Estado de México y la Ciudad de México que cuentan con la mayor cantidad de hogares que diariamente tienen suministro de agua (entre 1,404, 689 y 2,380,541), lo que además tiene un elemento sociodemográfico ligado a las comunidades rurales, a la pobreza y marginación, ya que el agua no sólo es indispensable para beber, y para mantener las condiciones de higiene, sino para desarrollar nuestra principal actividad económica: el campo.
Por ello es indispensable invertir en infraestructura que permita acercar servicios de agua y sanidad a quienes más lo necesitan, ya sea mediante una mejor distribución o captación de agua renovable; es una condición necesaria para el desarrollo de nuestras comunidades, para la superación de la crisis sanitaria y para la reactivación económica, además de ser una obligación gubernamental por ser un derecho humano. No podemos ser indiferentes ante las necesidades más urgentes, ni privilegiar el uso del agua de las industrias, como la cervecera o la minera, mientras las familias zacatecanas carecen de los servicios más básicos