La nueva normalidad desde las realidades de las mujeres
Por: M.F. María del Carmen Salinas Flores, tesorera del Senado de la República.
El año 2020, sin dudarlo formará parte de los sucesos que cambiaron el mundo moderno, la pandemia por SARCOVS-2 quebrantó la normalidad que conocíamos, evidenciando las grandes desigualdades que permean al planeta entero y cómo se acrecentaron estas brechas para las mujeres.
Desafortunadamente, las desigualdades basadas en el género se volvieron exponenciales; pues durante esta pandemia la tasa de desempleo, el menor acceso a servicios de salud y la violencia en contra de las mujeres en todas su formas se enfatizó, mostrándole a nuestra sociedad todas las acciones que nos faltan para eliminar estas barreras y hacer realidad la igualdad sustantiva.
México no fue la excepción a este fenómeno generalizado, de la misma manera Zacatecas mostró un aumento en los casos de violencia de género y por tanto, los efectos económicos impactaron aún más en las mujeres, un sector poblacional que históricamente ha sido vulnerado.
Más allá de las estadísticas que surgieron como efecto inevitable del confinamiento y de las medidas de restricción de movilidad, es necesario analizar las causas primarias que tienen estos fenómenos, por lo cual es indispensable revisar nuestras estructuras sociales, con el objetivo de desentrañar los orígenes de estas desigualdades y por supuesto mirar hacia una nueva normalidad construida desde las mujeres.
Este breve espacio será insuficiente para exponer el análisis profundo que merecen estas causas originarias, por lo que se intentará hacer un puntero, en ningún caso limitativo, para abrir el debate de la construcción de una nueva normalidad desde las mujeres.
Una de las mayores afectaciones a las mujeres, debido a la pandemia de SARCOVS-2, es en el ámbito económico y en gran parte tiene su origen en:
1. El alto número de mujeres empleadas informalmente (56%);
2. En las brechas salariales en México.
3. En el bajo número de mujeres con grandes empresas (7%);
4. El alto número de mujeres que realizan trabajo no remunerado (92%).
5. Del bajo número de mujeres en puestos de tomas de decisión;
6. En la falta de empoderamiento económico en México y por ende por la débil autonomía económica de las mujeres en nuestro país.
Estos factores detonantes de las desigualdades de género se exaltan frente al virus SARS-CoVS-2, pues enfrentar una crisis económica con todas estas desventajas lo hace una labor casi imposible, es por ello que cabe la pregunta, ¿cómo enfrentaremos la nueva normalidad? ¿Retomaremos la cotidianidad de la desigualdad?
El retorno a la vida pública y laboral no puede plantearse desde la cotidianidad en la que vivíamos, porque condenaríamos a las mujeres a continuar dentro del trabajo informal, a tener menores percepciones económicas que los hombres, a contar con menos prestaciones y a no avanzar hacía el empoderamiento económico.
En este sentido, la nueva normalidad tendrá que construirse desde las mujeres, esto implica no solo un cambio gramático, sino una repercusión a la realidad social en las que se encuentran inmersas.
La nueva normalidad desde las mujeres tendrá que construirse atendiendo cada uno de los grandes obstáculos que se visualizaron, atacando los factores que deberán de restructurarse para brindar a las mujeres nuevas herramientas con las cuales hacer frente a todos los sucesos extraordinarios y cotidianos.
Ahora que se hicieron aún más palpables las desigualdades de género, es indispensable priorizar el empoderamiento económico de las mujeres como punta de lanza para lograr cerrar las brechas que obstaculizan el crecimiento económico de las mujeres.
Desafortunadamente el empoderamiento económico y la construcción de la autonomía económica han sido ejes que no son prioritarios en la agenda de gobierno, consecuencia de ello los afectos tan devastadores del SARCOVS-2 en la economía de las mujeres.
Finalmente, aprovecho este espacio para solidarizarme con todas aquellas mujeres que vivimos los efectos económicos de esta pandemia, pero también adquiriendo el compromiso para construir una nueva normalidad desde las mujeres.